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De acuerdo con un informe realizado por la organización ambientalista Centro Humboldt, en los últimos años “el sector minero en Nicaragua se ha dinamizado pese a la crisis sociopolítica”. El impacto al medioambiente sigue siendo mucho mayor que los réditos económicos. Sin embargo, una fiebre del oro se apodera del país, llevando esta actividad a lugares donde jamás se había hecho. 

Mauricio González

“La explotación que hicieron con el proceso de exploración en perforaciones y cateos de trincheras, terminaron con un bosque de 60 hectáreas, se terminaron los pinos, echaron cuatro motosierras a cortar la madera de pino. También echaron más de 12 tractores al cerro, en una limpieza donde arrancaron todos los troncos de pino y comenzaron a socavar el cerro, hasta quitarle todo el vegetal”. Así describe Domingo Gutiérrez Machado, poblador de San Albino, en Nueva Segovia, departamento al norte de Nicaragua, los daños ambientales que está provocando la empresa minera Golden Reign.

 San Albino es una antigua mina en la que Augusto Sandino, una figura nacional de Nicaragua, trabajó en los años 1920 y donde denunció y enfrentó los abusos que cometía el dueño de la minera, Charles Butter, en contra de los campesinos.

Ahora Gutiérrez Machado ve como poco a poco la historia se va repitiendo. “Este Gobierno ha vendido nuestras tierras”, asegura.

San Albino, al igual que Santo Domingo en Chontales y Rancho Grande en Matagalpa,  son afectadas de forma ambiental, social, económica, por la minería industrial y artesanal. 

De acuerdo con un informe realizado por la organización ambientalista Centro Humboldt, en los últimos años “el sector minero en Nicaragua se ha dinamizado pese a la crisis sociopolítica” a consecuencia del “debilitamiento del marco normativo y ausencia de autonomía estatal; así como, la criminalización de organizaciones comunitarias” que se oponen a esta actividad.

En Camoapa y San Lorenzo, en Boaco, en el centro de Nicaragua, gran parte de sus territorios están concesionados para la explotación de la minería.

El informe titulado “Valoración socioambiental de la actividad minera metálica en Nicaragua, análisis del sector para el periodo de 2016 a 2019” fue presentado el pasado 11 de diciembre. Otras de sus conclusiones es que “la mayor parte de la actividad minera descansa en el oligopolio de Calibre Mining y B2Gold Corp”, empresas de origen canadiense.

Sin embargo, otras compañías identificadas como provocadoras de conflictividad para las comunidades donde operan, son Condor Gold que tiene concesiones  en Mina La India en León, Golden Reign en San Albino y Royal Road Minerals, que tiene concesionado casi el 50% de San Lorenzo, pese a que la comunidad se opone a esta actividad, según revela el informe.

 Durante el periodo de estudio, las exportaciones de oro se han dirigido únicamente a los Estados Unidos, hecho respaldado por un fuerte incremento de la demanda”, resultado del informe de Centro Humboldt.

¿Existe la minería ilegal?

De acuerdo con el informe de Centro Humboldt, la pequeña minería se ha convertido en una alternativa para la generación de empleo, cómo consecuencia de la crisis que vive Nicaragua desde abril de 2018. ¿Pero qué es la minería industrial, qué es la minería artesanal y existe una minería ilegal?

Jurgen Guevara, es uno de los autores del informe. Explica que la minería artesanal tiene un nivel de tecnificación bajo y utilizan métodos rústicos para procesar los materiales. Guevara señala que hay mineros que tienen un nivel semi tecnificado, a los que se les conoce como pequeños mineros. En ambos casos, utilizan sustancias altamente tóxicas como el mercurio y el cianuro para obtener el mineral deseado.

Tanto la minería artesanal y pequeña minería se desarrollan en torno a los puntos de minería industrial, asegura Guevara. No obstante, actualmente ocurre un fenómeno en donde hay minería artesanal y pequeña minería en lugares fuera de concesiones para explotación minera, indica el experto.

“En zonas como Río San Juan, Murra, Rancho Grande, Waslala, donde no hay concesiones mineras activas, si se considera minería ilegal, porque esta no es una actividad propia de estos lugares. A diferencia de Mina La India  y Santo Domingo, donde hay concesiones”, explica Guevara.

El experto aconseja que la minería debe concentrarse en los lugares donde hay permisos activos.Para entender mejor cómo funciona la minería y cómo es la relación entre minería industrial y el resto de las minerías, hace falta saber que todo es una cadena.

Reportaje Minería Revista Naturalista
Una mina está perjudicando la principal fuente de agua en Santo Domingo en Chontales

Olman Salazar es un poblador de Santa Cruz de la India, comunidad ubicada en el municipio de Santa Rosa del Peñón, del departamento de León, en el occidente de Nicaragua.

Santa Cruz de La India se conoce como el distrito minero de Mina La India, donde  hay actividad de minería artesanal.

 Salazar es miembro del Movimiento Nacional Ambiental Frente a la Minería Industrial, (Monafmi). Explica que los mineros artesanales o güiriseros, como se les llama en Nicaragua, toman una muestra de materiales donde ellos creen que hay oro. Luego lo trituran con un mazo y después hacen el cálculo del material que pueden sacar por toneladas.

Generalmente cuando ya empiezan a explotar un yacimiento lo hacen con picos o barras, pero ahora usan rotomartillos a base de energía eléctrica, detalla Salazar. Después de obtener una cantidad de rocas, las transportan en camiones hacia rastras, máquinas impulsadas por motores de combustibles.

Estas rastras tienen grandes rocas que dan vueltas con el objetivo de triturar las piedras que consiguen los mineros. Salazar describe que seguidamente, las piedras molidas son mezcladas con agua y mercurio, que hace el trabajo de separar la escoria del metal valorado.

Cuando procesan una determinada cantidad de material, lavan la rastra y separan el lodo del mercurio, específica el experto. La masa de mercurio que obtienen es quemada para obtener el oro. Salazar menciona que posteriormente los mineros van a un comprador local de oro para vender lo que obtuvieron.

Salazar precisa que el desecho que los mineros tiran de las rastras, muchas veces es comprado por otras personas metidas en el negocio, que posteriormente lo vuelven a procesar con cianuro. Al cabo de cinco días, cuando consideran que el cianuro ha capturado las partículas de oro, los desechos son enviados a una enorme pila, cuyas aguas son filtradas en carbón para recuperar el cianuro mezclado con oro. 

 Salazar afirma que después de varios procesos en lo que se utilizan diversos químicos, los desechos son quemados y se obtiene oro, muchas veces de buena calidad.

El miembro de Monafmi, asegura que hay empresas que se encargan de comprar el oro de los güiriseros, las mayorías ubicadas en Managua, la capital de Nicaragua. Dichas empresas legalizan el producto para después exportarlo, señala Salazar. 

“Hay empresas que se encargan de comprar el oro de los güiriseros, las mayorías ubicadas en Managua, la capital de Nicaragua. Dichas empresas legalizan el producto para después exportarlo”, señala Salazar.

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Una rastra donde se procesa la broza extraída del suelo en Santo Domingo en Chontales

El informe de Centro Humboldt revela que “paralelo al crecimiento de la minería industrial se encuentra también la expansión de la pequeña minería, la que actualmente se desarrolla en completa irregularidad, lo que a su vez ha generado serios impactos ambientales”.

Gutiérrez Machado afirma que en el caso de San Albino ni si quiera hay extracción de oro, sino que todo el daño ambiental es provocado por los trabajos de exploración que realiza Golden Reign. “Esta empresa ha venido a deteriorar el territorio”, asegura.

El trabajo de exploración consiste en remover parte de la tierra utilizando maquinaria pesada. Cientos de árboles han sido arrancados y enviados al pueblo como leña para los pobladores, asegura Gutiérrez Machado. La actividad minera en San Albino se ha reactivado,  ya que se detuvo en los años 30. 

El informe menciona que en el departamento de Río San Juan, al suroeste del país, la pequeña minería se ha concentrado principalmente en los municipios de San Carlos y el Castillo. Río San Juan es un municipio agrícola y con importantes áreas de bosques o selvas tropicales conservadas. 

   Algunos de los puntos identificados con actividad de pequeña minería se encuentran; Palo de Arco, los Chiles, Las Minas y Posa Redonda #1 y #2, de las cuales se tiene información de que al menos unas 300 familias (aproximadamente 3,000 personas) se encuentran trabajando en esta actividad, según el informe de Centro Humboldt, que precisa que dicha explotación inició hace aproximadamente cinco años con la llegada de mineros provenientes de otros sitios mineros.

El informe expone que la mayor parte del material se procesa localmente y en algunos casos la broza es enviada a los planteles de procesamiento ubicados en Mina el Limón en León, Santo Domingo y La Libertad en Chontales.

Así mismo revela la existencia de por lo menos unas 15 rastras operando en la zona y en comunidades aledañas que tienen explotación de pequeña minería, lo que permite estimar la existencia de aproximadamente unas 80 rastras distribuidas en toda la comarca.

Lea: Indio-Maíz se desgrana.

El caso de Rancho Grande en Matagalpa es aún más dramático. En 2015 los habitantes de este lugar dijeron no a la minería. Sin embargo, a partir de este año, una oleada de mineros artesanales y güriseros, han llegado y empezaron a sacar materiales. En esta zona, la agricultura y ganadería son las principales fuentes de trabajo.

Juana María Loáisiga, habitante de Rancho Grande, afirma que mineros de Chontales y otras partes de Nicaragua han llegado a alquilar casas o cuartos. El área que empezaron a explotar mide alrededor de 10 manzanas y están dentro de dos fincas, denuncia Loáisiga. “Cuando quisimos poner el alto, los dueños de las propiedades nos dijeron que eran sus fincas y tenían derecho de hacer lo que se les diera la gana”, recuerda.

Loáisiga afirma que en poco tiempo los giriseros han hecho hoyos grandes por dentro de la tierra. La comunitaria también denuncia que la empresa B2GOLD ha comenzado a comprar propiedades y temen que dichas tierras sean explotadas pronto.

¿Agua u oro?

“La minería metálica ha traído como consecuencia serios problemas ambientales y sociales; sus principales efectos han sido en el medioambiente”, revela el informe de Centro Humboldt.

En Santo Domingo en Chontales, la principal fuente de agua que abastecía a los pobladores, conocida como Túnel Azul, ha sufrido daños en la calidad y cantidad de agua.

Boanerges Luna, habitante de Santo Domingo y coordinador de Monafmi, indica que hay más de 10 mil pobladores que se abastecían del Túnel Azul. Luna afirma que ahora están consumiendo un líquido de muy mala calidad, porque no todos tienen la capacidad para comprar el agua.

“Los que están sufriendo más son la gente pobre”, asegura Luna, quien agregó que junto a Centro Humboldt, han hecho alrededor de cuatro muestreos de agua para medir la calidad del agua que consume la población. “Los últimos tres estudios han arrojado que las aguas están contaminados con metales pesados”, señala el habitante de Santo Domingo Chontales.

Luna sostiene que la culpa la tiene la empresa B2Gold, que al ampliar uno de los yacimientos que explota hizo que el agua del Túnel Azul se profundizará.   “Era una fuente de agua con más de 2 mil galones por minutos y abastecía al 90% de la población durante 20 horas diarias, hoy el agua está limitada”, detalla.

De acuerdo con el informe de Centro Humboldt, en Mina La India, algunas fuentes de agua que los mineros artesanales utilizan para el proceso de materiales, tiene grandes cantidades de Aluminio, Mercurio y Arsénico.

La contaminación en este lugar es calificada como negativa ya que en Santa Cruz de la India apenas hay un pozo para abastecer de agua a la comunidad, precisa el informe.

Minería necesita más transparencia

De acuerdo con el informe del Centro Humboldt, en los proyectos mineros se ven reflejadas la falta de transparencia y acceso de información.

Adelmo Sandino, economista, afirma que hay deficiencias serias en el sector de la minería relacionado a una serie de normativas y prácticas de las empresas privadas y el Gobierno, que no han creado un marco sólido de transparencia y rendición de cuentas.

Una de las principales carencias es la posibilidad de poner a disposición información estadística y datos de la operación de diferentes proyectos mineros, en la que diversos sectores como la academia y protectores del medioambiente tengan acceso.

“Estas estadísticas ocultas tienen que ver con el tipo económico y estadísticas ambientales donde hay un serio déficit de información. También el tema de las concesiones mineras y de cómo los pagos que efectúan las empresas mineras al Gobierno se está convirtiendo en ingresos que está colocando en diferentes instituciones”.

Resalta que hace falta transparencia en torno a la creación de la Empresa Nicaragüense de Minas (Eniminas). “Se desconoce porque no hay un marco jurídico completo, no hay un reglamento hasta hoy de cómo está operando. Una empresa a la que se le dio mucho poder porque va a poder canalizar recursos del sector privado y del público”.     

El informe de Centro Humboldt  concluye que la falta de regulación del Gobierno a sector minero es “debido al especial interés que muestra el estado de Nicaragua en desarrollar el extractivismo”.

Bajo  aporte a la economía local

El estudio indica que pese a la crisis sociopolítica de Nicaragua, la industria minera mantiene crecimiento tanto en volumen como en valores exportados, sin embargo, el beneficio económico que esta deja al país, sigue siendo menor a lo que las distintas empresas obtienen.

 El informe argumenta que el aporte de la  industria minera al Producto Interno Bruto (PIB) del país representó 1.4% durante 2018,  lo que equivale aproximadamente a 2,535 millones de córdobas, un incremento de 43 millones con respecto al año previo.

El documento precisa que en los últimos tres años se analizaron los principales indicadores económicos relacionados con el sector minas y canteras: el aporte al PIB, salarios devengados y número de afiliados al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, así como el impacto ambiental en dichos territorios y la legislación vigente.

En este sentido, Humboldt señala que “con los datos de aporte por industria al PIB se realizó un cálculo de porcentaje aproximado, resultando que la exploración de minas y canteras representó el 1.54% en 2016; 1.34% en 2017; y, 1.42% en 2018, siendo el año 2016 el mejor del periodo de estudio”, dice el informe.

La investigación prosigue que, el aporte de la minería es uno de los más bajos registrados entre los sectores primarios de la economía nacional.

“Se puede observar que otros sectores primarios tienen mayor aporte al PIB como es el caso de la actividad pecuaria con 5%, agricultura con un 7.65% y pesca y acuicultura con 12.79%”, dice el informe.

De acuerdo a cifras oficiales, durante 2018 las exportaciones de oro totalizaron 370.2 millones de dólares, no obstante tomando en cuenta los datos proporcionados por Humboldt, se desprende que de cada cien millones de dólares exportado por la industria, tan solo unos 15 millones de dólares retornan al país en concepto de pago de impuesto y salarios entregados a los trabajadores de la industria.

Tan solo unos 15 millones de dólares retornan al país en concepto de pago de impuesto y salarios entregados a los trabajadores de la industria.

Por otro lado, la investigación también analiza otros aspectos de la industria tales como la generación de empleos, salarios devengados y las divisas generadas por la venta de minerales extraídos.

En este sentido, desde el año 2011 los puestos laborales generados por esta industria habían incrementado, hasta alcanzar su pico máximo en 2017, cuando al cierre de ese año, un total de  5,436 personas laboraban en las minas y canteras según el Banco Central de Nicaragua, BCN.

Sin embargo, en el año 2018 la cifra comenzó a disminuir, de hecho entre uno y otro año, hubo 560 personas que dejaron de laborar en la industria; (4,876 personas cerraron trabajando en 2018 en las minas) según datos del BCN, y este año la cantidad continuo mermando ya que hasta febrero de este año -último dato oficial disponible-, la cantidad de personas que trabajaban en la industria se ubicó en 4,494.

Sin embargo, al extrapolar la cantidad de personas que laboran en la industria representa menos del 1% del total de la Población Económicamente Activa del país, la cual está calculada en 756,858 personas según datos oficiales del BCN.

Por otro lado, en el acápite referido al salario percibido por quienes laboran en la industria, la investigación indica que tanto la paga mínima como el ingreso promedio se le puede catalogar como bien remunerada.

En este sentido, las cifras oficiales del Banco Central de Nicaragua, que son retomadas por Humboldt, indican que el salario mínimo en la industria minera es de 7,303.83 córdobas, mientras que el salario promedio de 16,357 córdobas, únicamente superado por el salario devengado por quienes laboran en el sector financiero (17,448 córdobas).

El informe del Centro Humboldt explica que pese a la crisis del país que experimenta Nicaragua desde el año pasado, la actividad minera fue una de las pocas actividades económicas que no sufrieron afectaciones.

“Así, por ejemplo, el sector registró en el año 2018 la mayor cantidad de exportación de oro en el periodo de estudio (2016-2019), tanto en volúmenes de exportación como en miles de dólares”, dice la investigación.

Agrega que la perspectiva de cierre para este 2019, indica que la generación de divisas vía venta de minerales alcanzará niveles a los de años pasados.

En este sentido, datos del gubernamental Centro de Trámite para las Exportaciones y de la Asociación de Productores y Exportadores señalan que hasta noviembre pasado, las ventas de oro totalizaban 458 millones de dólares; 106.5 millones más que el año pasado.

Dicha mejora ha estado fundamentada en el incremento del precio de oro (6.4%) al pasar a pagarse de 40 dólares a 43.5 dólares por kilogramo y de cara al año 2020, el Banco Mundial, proyecta que el precio de los metales preciosos continuará incrementando.

Este año la onza troy en los mercados internacionales ha estado vendiéndose a un promedio de 1,390 dólares, y para el año próximo se vislumbra que el precio podría alcanzar los 1,470 dólares por onza troy.