Abraham Ramirez, María Elena Salgado, Mayte Molina y Javier Guillen.

Jóvenes buscan fondos internacionales fabricando jabones

Un grupo de jóvenes nicaragüenses desarrolla un proyecto para hacer jabones con aceite reciclado y concursa a nivel mundial para ganar un financiamiento.

Por si no lo sabías, el aceite, es la materia prima con la que se fabrican los jabones, uno de los productos que más se usan diariamente, sobre todo en este contexto de pandemia.

Sin embargo, María Elena Salgado, Mayte Molina, Abraham Ramírez y Javier Guillen, ven en el aceite usado, el que casi siempre tiramos al caño del lavandero o lava platos, una oportunidad de negocio y un proyecto social. 

Todo empezó con una convocatoria de la Fundación Zamora Teran, hecha a finales de 2019, para un fondo semilla para jóvenes con ideas de emprendimientos. De los 12 que participaron solo 4 fueron seleccionados.

La idea de fabricación de jabones nace de Javier Guillen, quien ya hacia sus jabones en casa, en Telpaneca, Madriz, al norte de Nicaragua.  Ahora el grupo de 4, estará compitiendo a nivel internacional por un fondo que otorga Unicef para proyectos de emprendimientos juveniles.

Ellos y Ellas trabajan para que los jabones que fabrican tengan la calidad necesaria para obtener una buena evaluación y más posibilidad ante el jurado.

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Primero, el aceite reciclado debe filtrarse para esté limpio. Ellas utilizan filtro para café.

Aceite, un gran contaminante

Pero detrás de esta idea, hay una gran problemática. Según Mayte Molina, una de las jóvenes del equipo, el aceite es uno de los grandes contaminantes de los recursos hídricos. “Un litro de aceite de cocina puede contaminar 100 litros de agua”, precisa.

El aceite de cocina hace que el agua pierda su calidad y deja de ser potable o tomable, asegura Molina. Y por supuesto, todos los días, las personas, incluso restaurantes, tiran grandes cantidades de aceite usado a la tubería que va a parar a algún río o lago, menciona Molina.

Por eso es que el grupo decidió llamar su proyecto como Hydrolution´s, solución para un contaminante del agua. No existe ningún estudio sobre el impacto del aceite usado sobre las fuentes hídricas. Molina recomienda recolectar el aceite de cocina usado.  

Otro de los pasos es combinar soda caustica con agua. En este proceso utilizan equipo de protección como guantes.

¿Cómo es el proceso para hacer jabón?

María Elena Salgado, explica que primero filtran el aceite usado para quitarle toda la suciedad que tenga. Para eso utilizan filtros para café, con el objetivo de obtener una mejor filtración. Tienen que utilizar depósito con medidas para usar la cantidad exacta de aceite reciclado. El equipo utiliza cristalería de laboratorio.

Posteriormente, preparan la fórmula de soda caustica y agua, esta también, con una cantidad específica de acuerdo con la receta. En esta parte, el equipo tiene mucho cuidado, ya que la soda caustica es un ácido que al estar en contacto con el agua emana vapores.

Luego el aceite se mezcla con la combinación de agua y soda caustica. A dicha amalgama, le agregan esencia de cítrico.

Salgado detalla que por cada 2 litros de aceites se necesitan 2 litros de agua y con 2 litros de aceite reciclado se puede obtener 24 jabones.

El aceite reciclado se mezcla con la combinación de soda caustica. Además, se le agrega esencia de cítrico. Esa amalgama se debe batir hasta quedar espeso.

Replicar la idea en otras comunidades

De ganar o no el concurso, el grupo está decidido a continuar con la fabricación de jabones. Para hacer sostenible este proyecto, deben conseguir que todo el aceite que necesitan sea donado.

Para eso, ya se han puesto en contacto con algunas empresas que le podrían proporcionar este material.  También necesitan generar ingresos y ya han pensado en el precio de cada jabón que fabriquen, 12 córdobas.

Pero además del sentido de negocio de su proyecto, quizá lo más importante, es el objetivo social y ambiental. Salgado mencionó que su meta es montar taller de producción de jabones en comunidades rural de Nicaragua.

De hecho, iban a trabajar en una comunidad rural del municipio de Ciudad Darío, en Matagalpa, en el norte de Nicaragua. “Pero el Covid 19, detuvo nuestro proyecto de montar un taller para que lo jóvenes pudieran aprender la fabricación de jabones”, afirma Salgado.